Gastón Fernando Deligne

Gastón F. Deligne y Figueroa nació en la capital, Santo Domingo. (1861-1913) .Es el más sabio y original de los poetas dominicanos, el de más hondura filosófica y el de la vida más trágica. Una de sus características es la gran variedad que nos ofrece de formas poéticas y de contenidos temáticos. Pasó la mitad de su vida junto al Ozama, de que nos habla en algunos de sus poemas. Sus últimos años en San Pedro de Macorís, en donde se le venera, y lugar de varios poetas dominicanos reconocidos. A los cincuenta y un años comete suicidio. A él se le puede aplicar aquel verso que le había escrito y dedicado a la muerte de su propio hermano Rafael, también gran escritor:


Ya has cavado hondo surco, ...ve a dormir, labrador".


El interés de Deligne por el tema filosófico existencial se nota desde temprano. Así observamos en el tratamiento de la mujer, como en "Angustias", "A Sor María de las Nieves", "Confidencias de Cristina" y a varios de sus Romances. En muchos otros poemas, con variada temática, se observa la misma preocupación existencial, sea la patria, sea las tragedias político-sociales, sea las costumbres pueblerinas, se la creencia popular, mezcla de ritos diferentes, sea la Naturaleza tropicana, en fin, la Vida misma.

Puede decirse que su poesía es una mezcla de romanticismo tardío, de modernismo decadente y de incipiente vanguardismo. Entres sus obras cave mencionar: Soledad, Galaripsos y Romances de la hispaniola.



¡Ololoi!
(Para Américo Lugo)

Yo, que conservo con vista anodina,
cual si fuesen pasajes de China...

tú, prudencia, que hables muy quedo,
y te abstienes, zebrada de miedo;
tú, pereza, que el alma te dejas
en un plato de chatas lentejas;
tú, apatía, rendida en tu empeño
por el mal africano del sueño;
y ¡oh tú, laxo no importa! que aspiras
sin vigor, y mirando, no miras...

Él, de un temple felino y zorruno,
halagüeño y feroz todo en uno;
por aquel y el de allá y otros modos,
se hizo dueño de todo y de todos.

Y redujo sus varias acciones
a una sola esencial: ¡violaciones!
Los preceptos del código citas,
y las leyes sagradas no escritas,
la flor viva que el himen aureola
y el hogar y su honor... ¿qué no viola?...

Y pregona su orgullo inaudito,
que es mirar sus delitos, delito;
y que de ellos murmúrese y hable,
es delito más grande y notable;
y prepara y acota y advierte,
para tales delitos, la muerte.

Adulando aquel ídolo falso,
¡qué de veces irguióse el cadalso!
Y a nutrir su hemofagia larvada,
¡cuántas veces sinuó la emboscada!

Ante el lago de sangre humeante,
como ante una esperanza constante,
exclamaba la eterna justicia:
¡Ololoi! ¡Ololoi! (sea propicia)

Y la eterna Equidad, consternada,

@Gastón Fernando Deligne

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