Franklin Mieses Burgos

Nació y murió en la ciudad de Santo Domingo. (1907 – 1976) Autor de una breve e intensa producción poética. Resalta por su exactitud a la técnica, su profundo lirismo y conceptos filosóficos de tinte existencial. Mieses Brugos fue uno de los iniciadores del movimiento literario de su país llamado "Poesía Sorprendida". Se determina por el acendrado Surrealismo y por su posición antidictatorial, en este caso, contra el gobierno del dictador Rafael Trujillo. Otros poetas que formaron parte de este grupo otros autores como Freddy Gastón Arce, Aída Cartagena y Gilberto Hernández Ortega, entre otros.
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Podemos citar, entre sus múltiples obras poéticas, cronológicamente, las siguientes: Torre de voces (1929 –1936), Trópico íntimo (1930 –1946), Propiedad del recuerdo (1940 – 1942), Clima de eternidad (1944), 12 sonetos y una canción a la rosa (1945 – 1947), Seis cantos para una sola muerte (1947 – 1948), El ángel destruido (1950 –1952) y Al oído de Dios (1954 – 1960). Aquí presentamos un florilegio entresacado de varios de estos libros.
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En cuanto a su poesía resumir algunas de las características que se encuentran en su poesía. Escribe al estilo tradicional con la misma facilidad con que escribe de acuerdo a la vena modernista y posmodernista. Al lado de una poesía sumamente elaborada y difícil encontramos poesía de formato popular, extremadamente musical y fácil. Puede seguir los moldes métricos de los antiguos como incurrir en los del momento vanguardista, etc..Pero lo más admirable es que, bien escriba de una u otra manera, siempre se muestra auténtico en sus metros y temas. Emplea a veces metáforas sorprendentes, hasta llegar a lo audaz. Se nota con frecuencia mucho colorido sensual como substrato de lo onírico y psíquico y surrealista. Pero sobre todo ello, sobresale su apego al trópico: el sol, la vegetación exuberante y el mar. El mar es la marca común de casi todos los poetas isleños.


ELOGIO A LA PALMA

Largo dedo vertical extendido,
para el nupcial anillo de boda de los hongos,
o a lo mejor un dedo, y nada más que un dedo,
para rasguear las invisibles cuerdas
de la eterna guitarra que yace esculpida
en el fondo del alma solitaria
de todas las llanuras.

¡Palma! Palma real:

Corporeizado grito de la selva
en un franco delirio de vegetal altura,
contigo se realiza, el logro de un destino
botánico que empieza,
con la humilde labor de una semilla,
de una voz decidida en trepar hacia arriba
cada vez mas y más,
en procura de una excelsa vecindad
de pájaros y estrellas.

¡Palma! Palma real:

Bohío presentido,
simple hogar en potencia
para el sueño de aquellos desdichados que saben
de los muchos puñales que blande la intemperie,
cuando la noche llega sigilosa
arrastrando sus negras vestiduras.

¡Palma! Palma real:

Compendio generoso de los cuatro principios
de la vida aborigen:
abrigo y alimento, ornamento y paisaje.

En tu ejemplar ascenso hacia los altos cielos
se descubre que eres, toda una voluntad
unitaria de raíces que sueñan,
de raíces que suben por encima
de la talla común
del matorral apático y gregario.

¡Palma! Palma real:

Perenne voz crecida en verde llamarada,
asta de la sabana donde ata la aurora
su bandera de cielo,
pendón donde amanece toda hecha de trinos
la luz de la mañana.

¡Palma! Palma real:

Empinado sitial de golondrinas,
pedestal de los pájaros más altos,
balcón para cansadas mariposas errantes,
o improvisado mástil para el sueño
de algún viajero corazón marino
de estas islas de fuego.

¡Palma! Palma real:

monumental espiga que despierta
maliciosas ideas en la mente
de las ingenuas vírgenes silvestres,
que absortas te contemplan desde lejos,
pensando que tú eres la columna pudenda
con que el agro realiza la intensiva faena
de sus fecundidades.

¡Palma! Palma real:

Verde pluma de fuente para escribirle cartas
de sombras a los ríos,
que a la distancia pasan perseguidos
por los rayos de un sol que sin cesar castiga
sus espaldas de agua.

¡Palma! Palma real:

Delicioso abanico para el sultán del viento,
que rechoncho sestea, muchas veces al día,
sobre la vieja hamaca del silencio.

¡Palma! Palma real:

En la desolación de la llanura,
o de la loma en donde
solitaria vigilas
el silencioso discurrir del tiempo,
eres, desde el inicio de la vida,
el musical poeta que recita,
en vivos versos hechos de palomas,
de garzas y de ciguas montaraces,
el más bello poema con que cuenta
todo el acervo lírico del valle.

¡Palma! Palma real:

¡Para ti la palabra de luz con que se abre
el mundo del fervor y del prodigio!


@Franklin Mieses Burgos...

Esta canción estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
la hallaron unos hombres que luego me la dieron
porque tuvieron miedo de aprender a cantarla.

Yo entonces ignoraba que también las canciones,
como las hojas muertas caían de los árboles;
no sabia que la luna se enredaba en las ramas
náufragas que sueñan bajo el cristal del agua,
ni que comían los peces pedacitos de estrellas
en el silencio de las noches claras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
que eran todas posibles en la tierra del viento,
en donde la leyenda no es una hierba mala
crecida en sus riberas, sino un árbol de voces
con las cuales dialogan las sombras y las piedras.

Yo entonces ignoraba muchas cosas iguales
cuando aún no era mía
esta canción que estaba tirada por el suelo,
como una hoja muerta, sin palabras;
pero ahora ya sé de las formas distintas
que preceden al ojo de la carne que mira,
y hasta puedo decir por qué caen de rodillas,
en las ojeras largas que circundan la noche,
las diluidas sombras de los pájaros.

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