Bayahíbe... "pesca y velas blancas"

... Hace mucho, un hombre me dijo,
enseña tus pies en Mónaco, que es una isla.
Los cubriré de zapatos.
El hombre murió hace poco.
Y me puse triste. Tan descalzo.
El hombre hablaba italiano,
por la puerta de atrás, quesunidioma,
y nunca llenó mis pies, tan suaves, tan de poeta.
Ahora los cubro de arena
en Bayahibe, el cactus que florece,
y luego camino,
y de a poco se va soltando
la triste arena de las playas,
pero no toda,
siempre queda algo, como el recuerdo.
Pobre hombre, pobres pies
@David Liquen


Bayahíbe era un pequeño pueblo de pescadores cuyos habitantes aprovechaban la hermosa ensenada natural que existe en esta parte de la costa.

Al abrigo de la recoleta bahía, los pescadores construyeron sus viviendas para fondear sus pequeñas embarcaciones pesqueras provistas de blancas velas latinas.

Todavía podemos contemplar en este enclave la belleza de las sencillas yolas de madera que aun surcan las aguas en busca de los frutos que la mar ofrece a los pescadores que mantienen, aun hoy, su actividad tradicional.

Algunas antiguas casas de madera, pintadas con los vistosos colores del Caribe, se mantienen intactas a la orilla del mar.

Los manantiales presentes en el mismo centro del pueblo servían como fuentes de agua; su belleza natural aun se conserva a pesar del cambio experimentado por el lugar debido al crecimiento urbanístico, motivado por el desarrollo del turismo atraído por la industria hotelera vecina.


Los visitantes pueden disfrutar de los frutos del mar comiendo en alguno de los restaurantes típicos que ofrecen platos a base de pescado, langosta o del típico lambí, tan abundantes en esta aguas.

Un interesante recorrido espera a quienes visiten el pueblo al adentrarse en la Punta de Bayahíbe, espolón rocoso donde se encuentra la antigua iglesia de madera, lugar de culto cristiano de los pescadores, construida en 1.925 por Monseñor Novel.

Además, durante este agradable recorrido, los visitantes pueden observar los restos del primer asentamiento humano de la zona, fachado casi 2.000 años antes de Cristo, mediante la exposición arqueológica preparada en el mismo sitio donde se encontró el antiguo poblado prehispánico de pescadores.

En la misma Punta de Bayahíbe se encuentra uno de los atractivos botánicos más interesantes de la isla, el pequeño bosquecillo de Pereskya quisqueyana, planta de la familia de las cactáceas que nos regala con las hermosas flores conocidas como rosas de Bayahíbe, pues esta especie de planta es endémica y solamente crece en este discreto rincón del mundo, a la orilla del mar.

Desde la playa del pueblo de Bayahíbe parten las excursiones que diariamente se realizan al Parque Nacional del Este, área protegida que podemos calificar como el pulmón del Este de la isla de Santo Domingo.

Frente al aparcamiento de las guaguas está ubicada la oficina del Parque donde se puede obtener información sobre las visitas al área protegida.
Bayahibe está próxima al extenso Parque Natural del este incluyendo la paradisíaca isla Saona.


Es un destino popular para parejas y familias, adolescentes, viajeros activos, Buzos y golfistas. Este presenta casi todas las amenidades recreativas que usted pueda desear en el lugar.

Explendidos y lujosos hoteles participan en las nítidas playas de Bayahibe y prometen una oportunidad para una placentera y descansada vacaciones dentro de la belleza tropical de esta área.

A 10 minutos de distancia se puede visitar la pequeña comunidad de Altos de Chavon con su romántica calles adoquinadas y casas de estilo gótico reconstruidas que incluyen un anfiteatro para eventos al aire libre.

Ocultos en los numerosos y sombreados patios de altos de Chavon, los visitantes encontraran una impresionante área de galerías de artes y tiendas.


Algunos de esos excelentes restaurantes le invitaran a sentarse y disfrutar de una suntuosa comida mientras disfruta de una vista panorámica de la belleza tropical del Río Chavon.

Disfrute de campos de golf de fama mundial, explore el Museo arqueológico, o vuelva a la playa a jugar en sus olas y descansar bajo una ondulante palmera.

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